La ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas es una de las grandes joyas de la arquitectura visigoda. Es un templo construido muy poco antes del derrumbamiento del Reino Visigodo. Tiene grandes dimensiones con tres naves, transepto y cabecera de un ábside rectangular.
El interior del templo, debió estar muy compartimentado, como suele suceder en los templos prerrománicos españoles y que tiene que ver con la complejo rito hispánico de celebración de la misa.
Esta iglesia se caracteriza por la riqueza escultórica repartida en las dovelas del arco triunfal (róleos con racimos, aves y palmetas) y los frisos que anillan el edificio.

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